14 septiembre 2009

Padres violadores, relato real

EL UNIVERSO
Lunes 14 de septiembre del 2009


En el medio familiar persisten casos de violaciones, la mayoría impunes

Belén (nombre protegido), de tres años, violada en varias ocasiones por su padre el año pasado, según su abuela, sigue libre.

Familiares de las niñas violadas cuestionan la lentitud en las investigaciones de las denuncias.

“Denunciando los delitos evitamos la impunidad”, reitera el mensaje de espera en la línea telefónica del Ministerio Fiscal del Guayas. Magdalena (nombre protegido) ya no sabe de dónde sacar fuerzas y su moral cada vez flaquea precisamente por esa impunidad en la que se encuentra el caso de violación a su nieta, que ella sigue en esta entidad.
El cuerpo se le estremece y sus ojos se llenan de lágrimas al revisar las fotos tomadas a su nieta Belén (nombre protegido) en octubre del 2008, cuando tenía dos años de edad. En estas se evidencia la violación de la que fue víctima en varias ocasiones, según sostiene, por el propio padre de la menor.
El acusado, de 24 años, a quien la fiscalía pidió la orden de prisión y cuyo paradero se desconoce, quedó al cuidado de la niña tras la partida de la madre a España por trabajo.
La abuela recuerda que dos semanas después del viaje de su hija, escuchó un grito estremecedor de la niña en el departamento donde vivía con el padre, pero al consultar al progenitor este indicó que la pequeña se portó mal y la regaño.
La situación se repitió en otra ocasión, y en la tercera agresión, la abuela sospechando algo la llevó al centro de salud, donde le indicaron que la pequeña fue violada.
Denunció el caso en la Fiscalía, donde pidieron otros exámenes que corroboraron las violaciones.
“Basta que la víctima sea menor de 14 años para que se aplique la ley y se tomen medidas contra el agresor por violación”, refiere Yanina Villagómez, coordinadora de la Fiscalía de Delitos Sexuales. Pero en el caso de Belén, esas palabras no han tenido eco.
Ha pasado casi un año de la denuncia y la causa por algunas fiscales hasta ahora sin resultados. En la última diligencia, hace unas semanas, donde la niña sumó otra de las tantas versiones, acusó al padre como el agresor y, pese a que se presentaron los certificados médicos, no se consideró como pruebas suficientes para tomar medidas cautelares. “En una de las diligencias se pidió que me haga un examen psiquiátrico a mí, y no al padre”, recuerda indignada.
“Las autoridades de la Fiscalía, incluso, llegaron a decir que no se trataba de una violación, sino de una enfermedad de parasitosis”, agrega.
Otra abuela, Margarita (nombre protegido), tampoco se cansa de recorrer desde hace tres meses la Fiscalía y la Policía Judicial para pedir la captura del padrastro de sus tres nietas, acusado de atentado al pudor a la de 7 años y de violaciones a las de 10 y de 12 años. Producto del ultraje, esta última tiene un hijo de tres meses, indica.
El delito se cometió en complicidad con la madre de las menores, quien en la misma época del embarazo de la niña también esperaba un hijo del conviviente y agresor, comenta.
Padres, padrastros, hermanos, tíos, primos, vecinos, amigos o conocidos, el entorno familiar es el principal medio donde se produce la mayoría de violaciones, 70%, según datos de la Fiscalía de Delitos Sexuales. “En muchos de los casos, lamentablemente las madres no dan credibilidad a sus hijos y dan más prioridad al victimario, que puede ser el cónyuge o el conviviente, por ello muchas de las causas no progresan”, refiere la fiscal Yanina Villagómez, también titular de la Fiscalía Segunda de Delitos Sexuales.
La mayoría de estos casos tienen origen en familias de zonas pobres y hogares conflictivos donde los infantes son quienes afrontan las secuelas más graves. El atentado al pudor ya es una alerta para evitar una violación, refiere Anabelle Arévalo, psicóloga del Cepam (Centro para la Promoción y Acción de la Mujer).
Pero Margarita cuestiona también la falta de responsabilidad en las investigaciones, al referir que hace tres años ya denunció el caso por atentado al pudor, pero las niñas “aconsejadas por su madre, dijeron que fue solo un sueño”. “No fueron examinadas por un psicólogo o por lo menos se pidió un seguimiento, nada. A mí me dijeron loca y vea ahora el resultado”.

Padres
Como una forma de prevención de atentado al pudor o violaciones, los psicólogos recomiendan decir con lenguaje sencillo a los niños sobre el respeto a su cuerpo, sus derechos y que nadie puede tocarlos.

Alerta
Estar pendientes de cualquier cambio en el comportamiento de los hijos que están al cuidado de otras personas o familiares.

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